Imaginemos la siguiente situación: entramos por primera vez a nuestro salón de clases, nos espera un flamante grupo lleno de jóvenes alumnos. En primera instancia lo que vemos es lo que han visto muchos profesores por años, alumnos sentados en sus bancas con la expectativa de conocer a su nuevo profesor y saber qué es lo que van a aprender. Pero no están solos, en una segunda mirada notaremos que hay algunos acompañantes inusuales que parecen no separarse de ellos. En las mesas vemos celulares, tabletas, iPods, y un sin fin de dispositivos electrónicos que los acompañan. Algunos de nuestros alumnos llevan audífonos, otros miran una pequeña pantalla, y otros agitan sus pulgares sin cesar en sus celulares.