La escuela tiene que enseñar a dialogar y reflexionar.
Por Emiliano Leal Sorriente
Este tema es tan importante como amplio y tan urgente como temido. Hoy hablar de diálogo y pensamiento en la escuela debería ser una prioridad. Una escuela que no trabaje estos temas con sus alumnos, los estará privando de importantes habilidades para convivir en la sociedad actual.
Un lugar fundamental en donde deberían existir la reflexión y al diálogo, es la escuela. Y aunque esto debería parecer una obviedad, en realidad no lo es, y tampoco ha sido algo que se trabaje en muchos de los centros educativos. Esto no es raro si entendemos que el sistema educativo actual no fue diseñado para estimular la reflexión y el diálogo, sino todo lo contrario.
En la propuesta de escuela generada a partir de la revolución industrial, vemos que la educación se convirtió en un espacio diseñado para un motivo específico: crear personas acordes a las necesidades de la industria, desde obreros hasta directores de empresas, tal como si fueran parte de la misma cadena de producción de una fábrica.
En este contexto la escuela estaba diseñada para obedecer, ese era el fin. Se enseñaba a seguir instrucciones precisas, se indicaba cómo vestirse, como peinarse, qué decir, qué no decir, cómo reaccionar, qué aprender y, por supuesto, qué pensar y cómo comportarse. Todo para no incomodar al sistema originado a partir de la revolución industrial.
Poco o nada se hablaba del diálogo, de la reflexión y de disentir. Incluso, el no estar de acuerdo con algo era visto como un acto de rebeldía. Hoy también conocemos esto como el modelo tradicional de educación, que en muchos casos ha sido replicado por la educación pública en muchos países de américa latina.
El diálogo como eje de la escuela.
El diálogo es una de las cosas maravillosas que podemos trabajar en la escuela y que tendrá infinidad de beneficios para los estudiantes. Dialogar significa desarrollar el pensamiento crítico, lo que lleva a la reflexión, la estructuración de ideas, la escucha y el respeto a las ideas de los demás, o por lo menos así debería ser.
Los recientes cambios sociales requieren que la escuela también transforme este paradigma y se convierta en un espacio donde la democracia, el diálogo y la reflexión tengan cabida. Pero además deberán fomentar la democracia a través de la participación, dejando que los estudiantes asuman más responsabilidades incluso en su propio proceso educativo.
Sin embargo, vemos que la sociedad mexicana en especial tiene un serio problema con el diálogo. No sabemos dialogar, no sabemos llegar a acuerdos ni buscar puntos en común desde dónde construir.
El diálogo en la escuela debería enfocarse en eso. En entender que disentir está bien y que lo importante es comprender la postura del otro, escuchar, y a partir de eso asumir una posición para buscar puntos de acuerdo para en la medida de lo posible lograr construir juntos, lo cual sería lo ideal.
Pero en la mayoría de los casos, no se dialoga. Se busca más bien imponer una idea, esto tiene que ver con lo que ha pasado siempre en la escuela tradicionales. Se impone lo que se tiene que hacer, no se dialoga, no se discute y no se reflexiona.
Paulo Freire (1969) lo plantea muy bien en su libro “La educación como práctica de la libertad”. Ahí expone que el diálogo debe producirse sumando las posturas de los dialogantes, de ese modo se genera una crítica y una comunicación en una relación horizontal. Pero cuando se busca imponer una visión sobre otra, se genera un “antidiálogo” en una relación vertical que no comunica y por lo tanto no genera crítica.
Jóvenes, crítica y diálogo
Entendiendo esto, una de las funciones de la juventud es cuestionar lo establecido. Está en su naturaleza. Ese debería ser el principio del cambio, de buscar nuevas ideas y alternativas. Sin embargo, la escuela en lugar de encauzar esto, se ha enfocado en modelar a los jóvenes para que se vuelvan sumisos.
La disciplina se ha confundido con obedecimiento y no con la formación de habilidades para poder expresar nuestras ideas y nuestros pensamientos. Incluso sería buena idea comenzar a enseñar la disciplina desde el proponer ideas constructivas a partir de las cosas que nos gustaría cambiar. En pocas palabras, se trata de convertir la queja en propuestas.
Ver por ejemplo a jóvenes participando en todo el mundo para pedir un cambio en las políticas climáticas mundiales, dentro del marco de los «Fridays for future», es algo que probablemente veremos más seguido.
El problema es que muchas veces la escuela critica este actuar, cuando en realidad es parte de la propia expresión de la juventud. Ellos quieren participar en ese diálogo, pero la sociedad no les ha dado los espacios adecuados para hacerlo.
El diálogo en la era de las redes sociales.
Hoy sabemos que las redes sociales juegan un papel muy importante en el escenario actual. Las redes sociales se han convertido en un espacio de conversación en el cual no es fácil establecer una comunicación ni un diálogo (recordemos que no es lo mismo conversar que dialogar). Basta con mirar los comentarios de alguna publicación que genere cierta polémica, predominará la agresión y la intolerancia por sobre los argumentos.
Porque para que exista diálogo, necesariamente tiene que existir una reflexión que permita generar una argumentación. Hoy, la escuela tiene un déficit en ese punto, no está enseñando a argumentar adecuadamente. Pero aún más, para llegar a ello hay que saber escuchar o leer, algo que ya de por sí cuesta bastante, y lo cual tampoco se está reforzando. Porque para esto, se necesita incluso contar con cierta educación emocional.
El sociólogo polaco Zygmunt Bauman en una entrevista al diario El País de España (De Querol, 2016) asevera que las redes sociales “son una trampa”, pues se cae en una falsa comunidad:
“En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo”.
El problema del diálogo que se da en las redes sociales, es que es falso, pues “el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia”.
De ahí que sea tan importante comenzar a hablar de diálogo desde la escuela, pues es fundamental enseñar que cuando no se está de acuerdo con el otro, más que bloquearlo o borrarlo, hay que aprender a empatizar con sus ideas, aunque no estemos de acuerdo. Sólo desde ahí se podrá construir.
Cómo fomentar el diálogo y la reflexión en la escuela
Más allá de lo que implica formar a la ciudadanía en un ambiente democrático, hablar de diálogo y reflexión en la escuela es también fomentar habilidades como el pensamiento crítico, el análisis, la creatividad, la búsqueda de soluciones y la generación de propuestas para mejorar la escuela y el entorno. Pero también es hablar de democracia y participación.
Una escuela democrática y participativa que dialoga y reflexiona, debería trabajar de manera bastante distinta a las escuelas tradicionales. Hablar de escuela democrática y participativa, es también hablar de modelos educativos que se puedan flexibilizar a estos temas. Pero, sobre todo, hablamos de escuchar y fomentar el diálogo de manera natural.
Pero si hablamos de escuelas constructivistas (entendiendo que hay muchas visiones del constructivismo también), humanistas, o alternativas, se vuelve casi imposible pensar que no tengan una visión que fomente la reflexión y el diálogo entre sus alumnos. Sin embargo, aún hay resquemores con respecto a la participación directa del estudiantado en las decisiones de las escuelas.
Así pues, las escuelas tienen que comenzar a trabajar en ambientes más autónomos y libres, escuelas que escuchen, que sean participativa y donde el diálogo sea una oportunidad de crecimiento para todos, donde se puedan generar asambleas, discusiones, espacios para escuchar nuevas propuestas, y por supuesto, donde hablar y opinar sea visto como algo positivo.
La sociedad necesita que generemos hoy más que nunca seres humanos críticos y pensantes, que puedan construir un futuro mejor para todos, y para ello fomentar el diálogo y la reflexión en la escuela será fundamental para lograrlo.
Referencias
Freire, Paulo. (1969) La educación como práctica de la libertad. Siglo XXI Editores: México.
De Querol, Ricardo. (2016, 8 de enero). Zygmunt Bauman: Las redes sociales son una trampa. Diario El País: España. Recuperado el 14 de noviembre de 2019, de: https://elpais.com/cultura/2015/12/30/babelia/1451504427_675885.html
Imágenes
Pixabay.com [PJasmin_Sessler ] (2019, noviembre 18). fridaysforfuture fridays for futuro [Archivo de imagen] . Recuperado de https://pixabay.com/images/id-4635080/
Secretaría de Educación Pública (2017, 19 de junio). Visita a la escuela primaria Maestro Rafael Ramírez, en la Ciudad de México [Archivo de imagen] Recuperado el 29 de abril de 2019 de https://www.gob.mx/sep/galerias/visita-a-la-escuela-primaria-maestro-rafael-ramirez-en-la-ciudad-de-mexico
Pixabay.com [Wokandapix] (2017, OFebrero 22). Salón De Clases La Escuela La Educación Aprendizaje [Archivo de imagen] . Recuperado de: https://pixabay.com/images/id-2093744/
Pixabay.com [tobiasbrockow] (2013, Septiembre 22). Adolescentes Parque Joven Verano Jugando Hablando [Archivo de imagen] . Recuperado de: https://pixabay.com/images/id-1006343/
Pixabay.com [cubicroot ] (2019, septiembre 20). cambio climático el clima de la huelga protestas[Archivo de imagen] . Recuperado de https://pixabay.com/images/id-4552316/
freepik.com (2017). Chica distraida movil clase [Archivo de imagen]. Recuperado de: https://www.freepik.es/foto-gratis/chica-distraida-movil-clase_1213817.htm