¿Qué aprendimos en la escuela del paro de mujeres del 9 de marzo? #UnDíaSinMujeres #ElNueveNingunaSeMueve
Una reseña de lo que sucedió el 9 de marzo en el colegio y algunas de las actividades de reflexión que realizamos.
Por Emiliano Francisco Leal Sorrriente
Hace dos semanas, algunas alumnas de la preparatoria en la que trabajo se acercaron a nosotros para manifestarnos su intención de participar en el paro nacional de mujeres del 9 de marzo. Para ese entonces muchas escuelas ya se habían adherido al movimiento y se producía un debate de si la escuela debía o no participar.
Les pedimos que redactaran su propuesta, justificando y explicando por qué querían que la escuela se sumara. Así lo hicieron y después de algunos ajustes, entregaron un documento en el que expresaban su preocupación por la creciente violencia en el país y la necesidad de unirse a la protesta para exigir una sociedad que les brinde seguridad, respeto a sus derechos y mayor equidad.
Después de algunos debates internos dentro del colegio, se tomó la determinación de solidarizarse con el movimiento respetando la decisión de las mujeres de unirse al paro, pero a su vez generar una reflexión en torno al tema. Así, en conjunto con un grupo de alumnas comenzamos a preparar las actividades que tendríamos para ese día en la preparatoria.
Una de las actividades que planeamos, y quizá la más importante, consistió en que las alumnas escribieran algunas de las situaciones en las que se han sentido violentadas. Todas redactaron algún relato de momentos desagradables que han vivido tan sólo por ser mujeres, algunas entregaron más de una. Yo las leí antes y quedé consternado al ver todo lo que han tenido que pasar a su corta edad.
No fui el único que quedó impresionado con los relatos. El día del paro, la primera actividad de reflexión que realizamos fue que los alumnos leyeran los escritos de sus compañeras. En voz alta, tal como lo habían pedido las alumnas, uno a uno fueron leyendo las historias que sus compañeras les habían dejado. Mientras avanzábamos los alumnos iban cambiando el semblante, el silencio era absoluto, les impactó saber que sus compañeras vivieran la violencia de genero de distintas maneras y desde tan jóvenes.
Decidimos que sería bueno que respondieran, así que escribieron cada uno una carta en la que la expresaban su solidaridad y sorpresa al enterarse de lo que han vivido, muchos de ellos no tenían clara la dimensión del problema hasta que lo vieron del puño y letra de sus compañeras, aquellas con quienes todos los días comparten en la escuela.
Después, vimos el video «¿Cómo te suena?» elaborado por estudiantes de la Escuela de Arte José María Cruz Novillo, de España, y que realiza una crítica a la normalización de la violencia hacia la mujer a través de la música.
Más tarde hablamos sobre el movimiento feminista como tal y revisamos el video «¿Quiénes son las tesis?» para comprender de donde surgía la coreografía, ya conocida por todos: “un violador en tu camino”.
También leímos algunos Tweets con el hastag #ComoHombre:
Posteriormente, un alumno realizó el aporte de una historia publicada en Facebook en la que una mujer cuenta como su pareja poco a poco fue subiendo la intensidad de la violencia hasta agredirla físicamente arrancándole una parte del labio de una mordida.
También, como parte de esta jornada de reflexión, revisamos el video “¿Qué significa hacer algo #ComoNiña?” para poner en la mesa la estereotipación de la mujer como el sexo débil.
Así mismo, vimos en conjunto la película francesa “No soy un hombre fácil”, un film de ficción en la que se invierten los roles entre hombres y mujeres.
Y por último, los jóvenes generaron dos carteles y un video para sus compañeras, en donde se solidarizan con ellas y muestran empatía por lo que han tenido que pasar, y donde también les decía que las extrañaron durante ese día.
Creo que lo más importante del día, es que los alumnos pudieron ver lo que se sentía estar en su escuela sin sus compañeras, pero también, entender que lo que ellas viven es mucho más fuerte de lo que habían escuchado o pensado, y que es algo que definitivamente tiene que cambiar.
Y para mí, el aprendizaje fue que a pesar de que intentamos y buscamos constantemente espacios que permitan la reflexión, aún seguimos trabajando poco estos temas en las escuelas. El cambio que noté ese día en mis alumnos fue notable, pero no nos habíamos detenido a hablar abiertamente de esto como ahora, quizá si lo hiciéramos más seguido, podríamos transformar muchas más cosas en la sociedad.
Muestra de ello es que un profesor me comentó que al día siguiente en su grupo le pidieron permiso para poner música mientras realizaban una actividad en clase, él accedió, y le aclararon que no podrían canciones que contengan violencia de género. Quizá sí logramos que algo se moviera ese día.