Una sociedad sin arte corre el peligro de acercarse a su extinción: Entrevista a Natalia Morelos (Parte 1).
La Coordinadora Académica del Movimiento Nacional de Agrupaciones Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical, nos habla del proyecto educativo musical y socio formativo que atiende a más de 5 mil 500 niños y jóvenes en todo el país.
Por Emiliano Leal Sorriente
“Una sociedad sin arte, corre el peligro de cada vez más acercarse a su extinción”, comenta Natalia Morelos, Coordinadora Académica del Movimiento Nacional de Agrupaciones Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Con esta visión y una tendencia humanista y socio formativa, Natalia Morelos es desde hace 6 años la encargada de reestructurar, implementar y darle seguimiento al Plan Nacional de Agrupaciones Comunitarias, que atiende a más de 5 mil 500 niños y jóvenes de todo el país.
Este proyecto, más allá de estar enfocado en la generación de músicos, busca ser un espacio de desarrollo comunitario y de formación socio emocional. Pero también, tiene la misión de convertirse en una opción para muchos niños y jóvenes que viven en zonas catalogadas como vulnerables.
Esto, debido a que el quehacer musical en grupo “fomenta valores como disciplina, trabajo en equipo y sentido de pertenencia. En este sentido, la música es utilizada como un medio y no como un fin, de tal forma que entre más temprano se establezca un contacto serio con la música, los niños tendrán mayor oportunidad de que con la práctica cotidiana fortalezcan otras dimensiones del ser humano, como son: capacidad de escucha, de concentración, de abstracción, de expresión, de autoestima, criterio, responsabilidad, disciplina, socialización y actitud creativa” (SNFM, 2019a).
Actualmente, el Sistema Nacional de Fomento Musical cuenta con 96 agrupaciones musicales comunitarias, de las cuáles 25 son orquestas, 33 coros en movimiento, 3 coros tradicionales, 20 bandas sinfónicas, 2 bandas tradicionales, 8 ensambles instrumentales y 5 ensambles tradicionales. Estas agrupaciones distribuidas en 67 municipios de 27 estados de la República Mexicana (SNFM, 2019b).
Todo cabe en la música.
Para Natalia, la Coordinadora Académica del Movimiento Nacional de Agrupaciones Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical, el arte y en especial la música “te acerca a esa parte humana, a la sensibilidad, a la belleza, a la admiración de la naturaleza, la contemplación, a todo esto. De hecho, por eso muchas corrientes definen también a la ciencia como una parte artística. Es el arte de observar y encontrar respuestas o buscar hacerse las preguntas correctas, aunque no siempre se encuentren las respuestas”.
Natalia explica que, a diferencia de otras artes, como la pintura, el teatro, la danza o las artes visuales, donde la producción se da casi siempre de manera individual, en la música orquestal se puede involucrar a muchas personas que participan en la búsqueda de un resultado común.
“No conozco, ninguna otra forma de arte que pueda abarcar tanto como la música, como arte escénico y donde puedan coexistir en tantos niños a la vez haciéndolo”,
En una orquesta, explica Natalia, estamos hablando de 120 niños y jóvenes, distribuidos en distintas secciones de instrumentos, en donde participan muchos primeros violines, muchos segundos violines, muchas violas, etc. Lo mismo pasa cuando se trata de música tradicional, pues los ensambles cuentan también con secciones que abarcan diversos instrumentos, en donde pueden participar hasta 60 niños a la vez, o los coros, algunos con más de 100 integrantes. “la música te da esa posibilidad, todo cabe en la música.”, enfatiza.
“En la música tu tienes grandes secciones que hacen las veces de micro sociedades o familias que tienen que aprender a ser funcionales. Les caerás bien, no les caerás bien, habrá quién te quiera y quién no te quiera, que te guste lo que hace, o no te guste lo que hace, pero tienes que aprender a ser funcional y producir un resultado en equipo”.
Educación musical multinivel
Además de poder trabajar con muchos niños y jóvenes a la vez, la música permite que también se pueda trabajar con ellos aunque tengan distintos niveles, pues tal como lo explica Natalia “la música te permite conjuntar un gran número de personas haciendo realmente un trabajo en equipo para generar un resultado, y no tiene fin. Inclusive algo que es maravilloso en eso es que no todos tienen que tener un mismo nivel, no tienen que tener una capacidad de interpretación o de ejecución instrumental homologada”.
Tradicionalmente, las estructuras educativas suelen colocar a los niños y jóvenes en niveles que muchas veces también están determinados no solo por sus habilidades, o conocimientos, si no también por su edad. Pero aquí, se trabaja con orquestas y agrupaciones que pueden tener hasta 120 niños y jóvenes de 7 a 17 años al mismo tiempo y además con distintas habilidades o niveles de aprendizaje.
Así, no importa en qué nivel de ejecución se encuentra cada niño o joven, ya que podrá adaptarse desde sus habilidades a lo que está haciendo la orquesta en su conjunto. Esto difícilmente podría suceder en la práctica de otras artes como la danza, por ejemplo, en donde necesariamente requieren tener el mismo nivel de ejecución:
“En la música, si un niño entra ya empezado el proyecto, y ya los otros están avanzando, él (que recién se incorpora) se sube a ese trenecito en sus posibilidades interpretativas y como ejecutante. Lleva su propio proceso de desarrollo, de aprender a agarrar el violín o el arpa, no nos saltamos el proceso, pero hacemos que eso sea posible, aunque estén tocando la 5ª Sinfonía de Beethoven. Él puede participar dentro de esa obra, y estar en ese colectivo aunque su nivel de desarrollo sea mucho menor que el de los demás. La música es muy noble en ese aspecto”.
Esto es posible, gracias a la manera en la que emplean la música, pues como nos explica “la usamos como una herramienta y no como un fin, por lo tanto verdaderamente hacemos lo que nos da la gana con ella para que puedan caber todos los niveles al mismo tiempo”.
Se trabaja como una familia
Para los que estamos en educación, sería imposible no preguntarle a Natalia: ¿Cómo combinas en una orquesta a tantos niños y jóvenes de distintas edades, etapas y niveles, y haces que puedan trabajar y convivir adecuadamente?
“Como una familia”, contesta Natalia con mucha seguridad. Los maestros, cuenta, cuando reciben a un niño nuevo suelen ponerle una etiqueta según su nivel. «Iniciales, medios, o avanzados». Para ella estas etiquetas son falsas, no representan su habilidad real y tampoco se les debería colocar, para entender mejor esto nos lleva a reflexionar en lo siguiente:
“Estás en tu familia y nace tu primer hijo, cumple dos años cuando llega una hermanita. Entonces, siempre pido a los maestros que levanten la mano los que tienen más de un hijo y les pregunto ¿qué hicieron con el primero? ¿lo mandaron a otra familia porque llegó el nuevo? ¿a la familia de los niños de cuatro y ustedes se quedaron con el de recién nacidos?”
Y justo esta es una parte importante de la metodología, porque “es una metodología de hermano mayor y hermano menor, y es muy instintiva y muy humana, muy natural. Todos los niños por naturaleza son cooperativos. Cuando se va dando la adolescencia y cuando llegan a la etapa adulta es cuando somos una cosa horrible, pero naces siendo cooperativo, naces teniendo esa capacidad de ayudar, de ser solidario”
Así es que en estas orquestas, un niño que ya tiene 7 años pero que lleva tres años en la orquesta, puede convertirse en el “hermano mayor” de otro que acaba de ingresar aunque este tenga 10 años. Se conocen como “monitores”, y sin importar la edad, ayudan a otros de los integrantes de nuevo ingreso.
“Promovemos el cero ego, porque tu puedes aprender de todos. Es aprender a aprender para poder aprender a enseñar. De esa forma puedes sentar en los atriles al “hermano mayor” con el” hermano menor”, que es en cuestión de nivel de desarrollo musical, entonces se ayudan los unos a los otros. Todos los niños aprenden por imitación, por lo tanto ¿Cómo aprenderías más rápido? ¿imitando al otro que también se está peleando con el violín o imitando al que ya más o menos lo domina? Está más fácil imitar a uno que lo hace bien”
Natalia cuenta que paralelamente trabajan en un programa llamado «formando formadores», en el cual «los que ya aprendieron a aprender, ahora van aprender a enseñar. Y ya van a tener más herramientas para hacerlo”, aunque explica que esto también se da de manera intuitiva, pues muchas veces cuando les piden a los niños y jóvenes que ayuden a sus compañeros, ellos suelen estar muy gustosos de hacerlo:
“Lo hacen con mucho gusto y te das cuenta que empiezan a funcionar verdaderamente como una familia en armonía, una familia funcional”, y agrega que “en general es una dinámica muy bonita la que se vive y se observa, porque puedes ver que niños con edades o etapas de desarrollo totalmente distintas en cuanto su desarrollo cognitivo, motor y demás, puede coexistir en una misma micro sociedad y generar un resultado entre todos”.
Un nuevo modelo de educación musical
Pero trabajar con tantas agrupaciones, atender a tantos niños y jóvenes en todo el país, y además con tan distintos nivles, requiere de un modelo que permita que dicho trabajo funcione de manera adecuada.
Natalia tiene la convicción de que “el arte te acerca también a esa capacidad de sociabilizar desde una perspectiva armoniosa, pacífica, cooperativa, justa y sobre todo, a admirar no solo en la naturaleza y en lo que se crea, si no en el otro. Es una capacidad que permite verte a ti mismo a través de verte reflejado en el otro”.
Para ello, se ha generado una metodología muy específica, que se basa en tomar los elementos básicos de la música e irlos ligando a esta clasificación de valores para enfocarse en alguno en específico. Así, el objetivo es principalmente desarrollar un valor que se va a ir desarrollando a través de la música.
Se trata entonces de un aprendizaje musical comunitario, pero que también se fija en que los niños y jóvenes que forman parte de este programa tengan un desarrollo “emocional, humano, y de sus capacidades sociales. Finalmente, eso es en lo que nos basamos en el modelo educativo que se generó de Educación Musical Comunitaria, que está basado en muchísima experimentación, mucha investigación, pero sobre todo en buscar innovación educativa”.
Sobre este modelo, profundizaremos en la siguiente parte de la entrevista…
Referencias.
Sistema Nacional de Fomento Musical SNFM, (2019a, 6 de mayo) Acerca del SNFM. Recuperado el 8 de junio de 2019, de https://snfm.cultura.gob.mx/agrupaciones_comunitarias/
Sistema Nacional de Fomento Musical SNFM, (2019b, 7 de mayo) Acerca del SNFM. Recuperado el 8 de junio de 2019, de https://snfm.cultura.gob.mx/acerca_de_snfm/
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