La música utilizada para enseñar valores y crear comunidad. Modelo de Educación Musical Comunitario. Entrevista a Natalia Morelos (Parte 2).
¿Cómo enseñar valores a través de la música y a la vez crear comunidad? Un modelo educativo que cambia la manera en la que los niños y jóvenes ven al mundo, convirtiéndose en agentes de cambio dentro de su comunidad.
Por Emiliano Francisco Leal Sorriente
En la primera parte de la entrevista a Natalia Morelos, Coordinadora Académica del Movimiento Nacional de Agrupaciones Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical, hablábamos de la importancia de la enseñanza artística, y en especial de la musical. Ahora nos enfocaremos en cómo funciona el modelo educativo que se utiliza en estas agrupaciones musicales, también denominados como “semilleros creativos”, uno de los ejes del programa nacional, Cultura Comunitaria.
Para que este modelo funcione, lo primero es garantizar el éxito de los niños y jóvenes en su proceso de aprendizaje. Natalia habla de la importancia de ir poco a poco, cuidando que los retos que deban enfrentar sean alcanzables, pues muchas veces el problema de las escuelas es que les ponen retos demasiado complicados.
Además de esto, la música tiene una ventaja importante, pues interviene en los tres estilos de aprendizaje: el kinestésico, el visual, y obviamente el auditivo.
“la música tiene tres partes fundamentales, aborda a los visuales, a los kinestésicos y a los auditivos, entonces no hay forma de que no aprendas. Unos irán más rápido que otros, pero si tu garantizas ir de problemas sencillos a complejos, por ejemplo, con el ritmo solamente, garantizas ese caminito del éxito hasta donde cada niño pueda llegar. Ahí, sin darte cuenta, tu como niño que estás haciendo la actividad, estas generando autoestima, y a la vez están aprendiendo ritmo”.
Con este contexto, el modelo de Educación Musical Comunitaria, busca que los niños y jóvenes desarrollen tres aspectos:
- Las competencias musicales, que tienen que ver con toda la parte interpretativa musical y que son la base con la que trabaja el modelo.
- Las competencias artísticas, que son las que permiten poder impactar a alguien en un escenario a través de la música.
- Las competencias del deontológicas o del ser, que se enfocan en el aspecto socioformativo y que se dividen a su vez los valores personales, sociales, espirituales y emocionales.
El trabajo en valores
Una de las características más importantes de este modelo, es justamente el desarrollo de estas competencias del ser y en valores que se hace a través de la enseñanza de la música. En la primera parte de la entrevista, Natalia explicaba que una de las ventajas del trabajo de la música en estas agrupaciones musicales, es que se pueden realizar con integrantes que tengan distintos niveles de desarrollo musical, o incluso distintas edades.
Pero este trabajo multinivel va incluso más allá e incide directamente en cómo se abordan los valores, pues “no importan el nivel, si toca más, si gana más dinero, si no tiene dinero, si trae tal carro, no importa. Ahí todos caben y lo que cada uno hace fundamental para que el otro también pueda hacerlo. Es un ejemplo de cómo a través de algo musical (…) puedo generar un valor personal y social”.
Natalia nos ejemplifica cómo utilizando el valor personal y social del trabajo en equipo “que nos cuesta mucho a los mexicanos, por cierto” se puede enseñar muy bien, pues en este esquema multinivel cualquiera puede contribuir para generar una obra.
“Por ejemplo, si estamos haciendo un cuatro cuartos, habrá alguien que solamente esté con su cuerpo, con su baile. Si hacemos percusión corporal, puede estar sólo marcando el pulso, y esa es su tarea. (…) entonces habrá otro que pueda hacer octavos y otro que pueda hacer dieciseisavos y entre todos vamos a generar una obra, un ensamble de precisión, que se va a escuchar padre, que va generar emoción en ellos, y aparte están aprendiendo trabajo en equipo”, explica.
En el caso de un valor emocional, Natalia lo ejemplifica con la “inteligencia emocional”, que se puede trabajar con la música usando la melodía, por ejemplo “con las diferentes tonalidades puedo ir transitando de una emoción a otra con los intervalos”, así los niños y jóvenes pueden estar trabajando este tema mientras aprenden música: “en lugar de decirles afina bien, decimos vamos a sentir qué estamos tocando”, lo que permite entender mejor esta variación de emociones y cómo se liga con los otros valores que se pueden trabajar.
“Si tú realmente les enseñas a escuchar cómo el acorde está conformado de manera en que puedas sentir esa emoción, entonces indirectamente ellos están aprendiendo cómo se puede transitar de una emoción a otra, porque lo sienten. (…) Y estamos haciendo simplemente una escala, pero la estamos haciendo entre todos, trabajo en equipo, autoestima que adquiere quien está a cargo de su nota, de cambiar en el momento que debe de cambiar. Pero a la vez, se está generando una armonía entre todos, esa armonía tiene carga emocional, y a la hora de ir variando y siendo conscientes de eso, ellos pueden entender como aquí nos sentimos tristes y abrazamos esa tristeza, porque si continuamos avanzando vamos a llegar a sentirnos alegres de nuevo”.
Y por último, nos habla de cómo se trabajarían valores espirituales, como la generosidad, la paz, la voluntad o la esperanza: “todos esos son valores complejos, no te puedo explicar cómo es la paz, la tienes que vivir. (…) Son conceptos muy complejos ¿Cómo le haces para que un niño pueda decir ‘voy a ser generoso’?. Hay ejercicios muy fáciles, que yo uso muchísimo. Cómo yo le entrego mi sonido al de al lado para que a partir de él pueda construir su sonido, entonces ni hablas y el otro tiene que tomarlo y hacer lo mismo, y se lo entrega generosamente al otro, y al otro… Esa es una forma en la que, en el aula, en la didáctica, con la metodología, genero un desarrollo de valores sin estar hablando del valor. Y lo hago a través de la música, lo hago a través del sonido, a través del arte. Y esos niños salen de ahí con una perspectiva distinta, con una emoción distinta, con otra forma de ver la vida, con un enfoque transformado”.
Vínculo con la comunidad
Para este proyecto socioformativo, el aspecto que tiene que ver con el vínculo comunitario es fundamental. “Ya desarrollé lo musical, hay desarrollo artístico, competencias artísticas, la concientización, pero en el comunitario está la vinculación con la comunidad” comenta Natalia.
Natalia reflexiona que, en otros proyectos de este tipo, como en las orquestas infantiles y juveniles de Venezuela, a veces sucede que se llevan a los niños y jóvenes de su comunidad por periodos prolongados para ensayar en entornos completamente distintos, lo que provoca que muchas veces ya no quieran regresar al lugar de donde son, desvinculándose de su comunidad.
Pero aquí, esto se trabaja de manera muy distinta, pues justamente se trata de fortalecer los lazos que existen con la comunidad de cada uno de estos niños y jóvenes. “si la comunidad me acoge, me va a defender, entones voy a poder seguir andando. La comunidad tiene mucho poder, hay que voltearla a ver todo el tiempo”.
Agentes involucrados
Por ello, Natalia explica que para entender mejor el modelo, hay que verlo como si fuera un muñeco, que tiene una cabeza y cuatro extremidades. Este muñeco representa cinco agentes que tienen que coordinarse y trabajar en conjunto para que el modelo funcione:
- Cabeza. Aquí se encuentran los docentes que generan el desarrollo integral.
- Mano derecha. Los niños y jóvenes, los que van a lograr un cambio “son tus agentes de transformación, es tu materia prima, con los que trabajas”
- Mano Izquierda. Las familias, la que muchas veces te ayuda pero que a veces también te puede entorpecer un poco el trabajo.
- Pie derecho. La comunidad, aquella en dónde está insertada la agrupación y que ayudar a que todo este conjunto ande.
- Pie izquierdo. Las instituciones, que ayudan a que este muñeco avance, aunque a veces si se traba puede que empiece a cojear.
“Si nosotros tenemos presente todos esos agentes educativos implicados en el proyecto, estamos hablando de socioformación con música, en lo que es este proyecto. Si no están, si se te olvida alguno ellos, estas en Esperanza Azteca o en alguna otra cosa, pero no estás en este proyecto. Tienes que tenerlos a todos presentes y cada uno tiene que tener sus actividades, su responsabilidad, su compromiso, sus dinámicas. Por eso es muy complejo y por eso se generó este modelo educativo de educación musical comunitaria que hoy día tiene los puntos de partida en tres ejes temáticos de donde deriva todo, son como el punto de partida, se selecciona el repertorio con base en esos ejes rectores”.
Tres ejes rectores
Además del trabajo en las competencias que ya mencionamos, el modelo educativo cuenta con tres ejes rectores que Natalia considera que “son fundamentales para garantizar que la especie humana continúe en este planeta, o que este planeta continúe y podemos continuar en el también” que son:
- El ser y la naturaleza para generar conciencia ambiental.
- El ser y su identidad para generar conciencia del yo.
- El ser y su diversidad cultural para generar conciencia de los otros.
Estos ejes rectores, explica Natalia, “hablan de las competencias del ser, pero de una forma muy directa, es: protejo mi casa a través de conocerme a mi mismo y encontrar el lugar que ocupo en esa casa y cómo la puedo cuidar, cuidándome a mí. Porque no puedo cuidar algo si no me estoy cuidando a mí. Y como al cuidarme a mi, cuido la casa. Pero también soy consciente de que hay otros que también deben ayudarme a cuidarme a mí y a cuidar la casa, entonces están vinculados entre ellos”.
“Se sienten bichos raros”
En la primera parte de la entrevista, hablábamos sobre la forma de trabajo que se da dentro de las agrupaciones, en donde se trabaja como una especie de familia donde los que tienen mayores conocimientos ayudan a los compañeros más nuevos y con menores conocimientos. Esta característica, que además fomentan la colaboración y la solidaridad, también genera un cambio de visión en los niños y jóvenes que participan en este tipo de proyectos.
“ Se sienten bichos raros en su familia”, explica Natalia, ya que “cambia su visión, cambia su enfoque, cambia su realidad, sus gustos, su apreciación de la belleza, de la estética”, así toda esta experiencia se transforma en todo un conocimiento que genera mucho más que músicos.
“Su forma de percibir el mundo, cambia. Comienzan a ser más cooperativos. Hay niños que llegan muy violentos, con muchas problemáticas sociales, inclusive niños con alto poder adquisitivo en sus familias no están exentos de problemáticas sociales. (…) Con todo el trabajo que se hace ahí en cuanto a valores, en cuanto a generar conciencia de muchísimas cosas, ellos cambian su perspectiva de vida, su visión del mundo, empiezan a tener esta conciencia, esta complicidad, esta colaboración, esta hermandad y empezar a sentir ser humanos”.
Esta experiencia tan profunda, provoca que poco a poco los niños aprendan como pueden contribuir a mejorar su entorno desde una consciencia colectiva, y de manera muy natural, como lo explica Natalia: “Llegas y adquieres toda esta información pero no a través de una lectura o de un adoctrinamiento, sino a través de una sensibilización muy poderosa. Te nutres de todo esto, vas y regresas como a ese mundo completamente ajeno a lo que tú ya estas desarrollando en ti, entonces hay que ir al nivel 2, que es trabajar con las familias”, las cuales se busca que participen activamente en el proyecto.
Formando formadores
Para lograr el objetivo que se ha propuesto el Movimiento Nacional de Agrupaciones Comunitarias, sin duda es importante contar con maestros especializados que logren trabajar de manera adecuada con el modelo que están proponiendo. Sobre los maestros y cómo los están capacitando hablaremos en la tercera y última parte de la entrevista, la siguiente semana.